Cuando una pareja te contrata y ves que el lugar donde se va a realizar la ceremonia o el banquete es relativamente nuevo y nunca has estado allí se levanta una gran expectación por conocerlo y ver cómo puede dar de sí en un día tan especial. Así, cuando Elena y Pedro nos dijeron que celebrarían su boda en el molino de Torquemada en Palencia, nos pareció un reto precioso.

En la preboda (que hicimos en el Lago de Sanabria, Zamora), ya quedó claro que Pedro era un novio que daría mucho juego, pero al que la mera presencia de una cámara delante le cortaba mucho. Aquí siempre tenemos que dar el 200% para hacer que la pareja se sienta muy cómoda otra vez y que los chascarrillos y las vivencias de la preboda salgan a relucir para crear un clima perfecto donde ambos se olviden de que hay dos personas haciendo fotos a escasos centímetros de ellos. La naturalidad de ambos no tardó en salir a relucir lo que nos permitió integrarnos como dos invitados más y ser testigos privilegiados de los momentos más emotivos.

Si por algo se puede caracterizar esta boda es por su naturalidad y sus emociones. Allí lloramos todos!!! Unas veces de emoción, otras de risa… lo que no se puede decir es que fuera una boda “sosa”… Nos encanta cuando una pareja da absoluta prioridad a las emociones y los recuerdos en el día de su boda. Así, el recuerdo que tendrán toda la vida será el más intenso posible.

La momentánea pérdida de uno de los anillos, una ceremonia envuelta en lágrimas, un banquete lleno de regalos y emociones, un tartazo en la cara de un invitado, la bandera de la república, … Hay muchos momentos que Elena y Pedro recordarán siempre.

Ha sido la mejor de las elecciones que podíamos haber hecho. Son magníficos, nos han ayudado un montón en todo, han sido como uno más de la familia, hacen fácil lo que en esos momentos es difícil y como fotógrafos qué decir… No tenemos palabras, son grandiosos. Gracias por todo.